logohome
logomenu

Blog

La adolescencia – un trampolín hacia la edad adulta

Una de las diferencias principales entre los niños y los adolescentes es con quien se comparan. Mientras que los niños se comparan con ellos mismos, los adolescentes empiezan a hacerlo con los demás ya que son más receptivos a los factores de su entorno y más auto-centrados. Además empiezan una etapa muy difícil en la que debes “separarse” de sus padres para empezar su camino hacia la edad adulta.

Algunos adolescentes se desorientan cuando descubren que son diferentes de los demás. Pueden experimentar una caída en la autoestima y verse asaltados por las dudas sobre su rendimiento en la escuela, sobre sus relaciones con los amigos, los/las compañero/as de distinto sexo, etc. Empieza la etapa de mayor descubrimiento: ¿quién soy yo?

Un poco de fisiología

Todos estos cambios tienen que ver con el desarrollo de la corteza frontal, la parte del cerebro que regula diversas funciones tales como la planificación, el comportamiento social, y el control de los impulsos. Al mismo tiempo, al inicio de la pubertad los núcleos cerebrales profundos se estimulan, y éstos son importantes para las emociones. Esto significa una mayor actividad en los núcleos emocionales, mientras que las áreas del cerebro que son importantes para el pensamiento racional están todavía en desarrollo.

La buena noticia es que debido a que los cerebros de los adolescentes aún están en desarrollo, son flexibles y entrenables.

Como padres, profesores, terapeutas, etc. tenemos que dar espacio a los adolescentes para descubrir sus identidades, para desarrollar y florecer en su verdadero ser. Un espacio terapéutico siempre es una buena opción ya que los adolescentes pueden encontrar en él la tranquilidad de poder aclarar todas aquellas preguntas internas y problemas emocionales, escolares, sexuales o de amistades que les van surgiendo.