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Control de los Impulsos


La característica esencial de los Trastornos del Control de los Impulsos es la dificultad que tiene la persona para resistir un impulso, cumplir un deseo o la tentación de llevar a cabo un acto perjudicial para ella misma o para los demás. En la mayoría de ocasiones, la persona experimenta una sensación de tensión interior antes de cometer el acto y luego experimenta placer, gratificación o liberación en el momento de llevarlo a cabo. Tras cometer el acto puede o no haber arrepentimiento, autoreproches o culpa.

El juego patológico, la cleptomanía, el trastorno explosivo intermitente, la piromanía o la tricotilomanía son algunos de los ejemplos principales de este grupo; la adicción a internet y a los teléfonos móviles son las recientes y prevalentes modalidades en los trastornos del control de los impulsos.

Quien padece el trastorno se enfrenta a un fracaso crónico y progresivo en la capacidad de resistir sus impulsos ; siendo el control de ellos lo que nos permite la convivencia en la sociedad, el paciente se ve perjudicado en sus intereses personales, y con numerosas dificultades a nivel familiar y social.

¿En qué consiste el tratamiento?

El tratamiento psicológico individual combina técnicas motivacionales, cognitivas y conductuales. El objetivo principal de los programas terapéuticos consiste en aprender a controlar los impulsos y las tentaciones que lleva a la persona a perjudicarse a sí misma o a los demás. El programa está claramente estructurado en tres partes:

  1. Identificación de las conductas de ira y de las situaciones que la provocan. Autoevaluación del grado de perjuicio y del impulso.
  2. Establecimiento de objetivos
  3. Entrenamiento en técnicas psicológicas (cognitivo-conductuales) para controlar la impulsividad

 

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